Fue necesario un tercer partido en el estadio Defensores de Chaco, de Asunción (Paraguay), para determinar qué equipo se iba a quedar con el máximo trofeo continental a nivel de clubes en el ‘85.
En definición por penales, Argentinos Juniors dejó en el camino al América de Cali, aquel conjunto de Falcioni, Gareca, Ischia y Cabañas, que en los ‘80 perdió otras dos finales con River Plate y Peñarol.
En esa instancia decisiva, fueron fundamentales las manos de Enrique Vidallé para atajarle el disparo a De Avila y la zurda del “Panza” Videla, para sellar el resultado final.